Ármese de valor o paciencia, llévese
un repertorio para cantar, ponga su emisora favorita y ore al santo o deidad de
su preferencia. Apréndase uno o dos mantras y medite. Todos estos son pasos que
ahora debemos aprender o seguir si nos toca manejar en las calles de San José.
Para nadie es un secreto que si
uno quiere llegar de un punto a otro ya sea en carro o en transporte público,
tiene que planear un colchón de más o menos una hora o más para llegar a su
destino a tiempo. Y es que ya en Costa Rica las horas pico van desde 6:30 AM
hasta aproximadamente 8:00 o 9:00 PM dependiendo del día de la semana y si es
día de pago o no.
Y ahora con la llegada de las
fechas navideñas y los esperados aguinaldos, las cosas comienzan a empeorar.
Vivo
ejemplo fue la apertura de Plaza Lincoln en Moravia y el caos vial que dicho
evento generó. Como si de verdad las ya congestionadas calles ocuparan ayuda
para estar peor.
Pero los horarios de trabajo
siguen siendo los mismos y, ante tan atenuantes circunstancias no queda más que
buscar otras soluciones. Caminar, bicicleta, etc son algunas de las opciones
que se han comenzado a ver a mayor escala en nuestras calles y, por su puesto,
el tema de esta entrada, las motocicletas pululan las calles como peces en el
mar.
Y es que en una capital tan
congestionada y con una economía tan dura, las motocicletas ofrecen un medio de
transporte económico en el sentido del gasto de combustible y en el precio de
compra que puede llegar a ser, dependiendo del modelo, una tercera o cuarta
parte del precio de un automóvil.
Obviamente tiene sus grandes
desventajas. La exposición a las inclemencias del tiempo, el andar siempre
tragando humo de otros vehículos, la falta de comodidad y espacio de las mismas
y el ser el motociclista la carrocería del vehículo son cosas que no la hacen
tan llamativa a toda la población. Sin embargo, la eficacia que ofrecen a la hora de esquivar
presas es inigualable.
Lamentablemente se ha decidido
elevar los precios de los marchamos por los cielos precisamente por el gran
número de motocicletas que andan en la calle. Pero ese no es el tema principal
de la entrada sino, el comprender porque muchos automovilistas se quejan de
muchos motociclstas.
Hoy en la mañana venía yo en mi
moto por el congestionado cruce de los Hatillos hacia Escazú. Delante mío
habían varios carros pero como yo sabía que iba con tiempo, decidí simplemente
esperar a que la presa se moviera. Al llegar al semáforo, de pronto vi como
cinco o seis motociclistas se venían por una calle aledaña a la principal y,
aunque no había forma legal de montarse, rápidamente vi a algunos motociclistas
brincarse la isla divisoria, otros simplemente se fueron contravía y otros ni
siquiera pudieron esperar a que el semáforo se pusiera en verde para continuar
su camino.
Y eso es algo de todos los días y he
visto maniobras en los que los motociclistas ponen en riesgo sus vidas y las de
otros peatones simplemente por ahorrarse unos minutos. Personalmente me gusta
la vida, y no está en el mejor de mis intereses quedar tatuado en el asfalto
por no poder esperar un minuto o menos.
He visto motociclistas sorteando carros
mientras peatones intentan cruzar también y sacan su cabeza entre los carros para
ver la moto que les pasa veloz por enfrente. Otros sortean carros con astucia
de trapecistas algunos inclusive golpeando espejos retrovisores y, por su
puesto, continuando su camino.
Sin duda alguna, todas estas
actitudes han creado mala fama a los motociclistas que, por algún motivo, son
casi todos encasillados como mensajeros.
Yo soy motociclista, me encanta
andar en moto. Pero últimamente hasta eso se ha convertido en un tedio pues
uno no puede estar parado tranquilo en ningún lado sin que no hayan cinco o seis
motocilistas más detrás de uno intentando brincárselo o apresurándolo
para que uno se mueva. Pienso que deberían de andar con más tiempo o, si le
urge llegar, aprenda a volar o a teletransportarse.
Yo no me meto con las tendencias
maniacas que algunos presentan por las que se nos encasillan a todos entonces,
déjenme en paz si quiero estar parado junto con la presa. No me sorprende el nivel
de estrés que algunos conductores sufren cuando han estado esperando pasar una rotonda
por 20 minutos y de repente un motociclista les pasa a la pura par sin haber
esperado nada. Pero comprendamos que eso no es culpa de nadie. Para eso son las
motos pero sin necesidad de poner en peligro a media humanidad.
Y a los conductores, pues bien
estaría que ya acepten las cosas como son y dejen de echar los carros encima de
nosotros. Yo comprendo ambos lados pues tanto ando en moto como he manejado y
ver las dos perspectivas da un mejor entendimiento del caso. Como consejo a los
conductores les puedo decir que si no les gusta esperar en las presas pues
cómprense una moto y asunto arreglado. Eso fue lo que yo hice y resultaba de
maravilla hasta que en lugar de calles, las vías se han transformado en un
campo de batalla. Ó pueden armarse una manifestación en contra de los motociclistas que parece ser la
tendencia de moda hoy en día.
Y no me mal entiendan, yo cometo
imprudencias y faltas pero si tengo que esperarme para no poner en riesgo mi
vida o la de alguien más, pues me espero. Sea cual sea el caso, las cosas no
van a cambiar. Cada uno seguirá jalando para su saco hasta que de tanta
jaladera el saco se rompa porque así es como nos manejamos ahora.