11 noviembre 2009

¿Qué Pasó Con Los Huevos?

Hoy me fui a hacer unas compras a un supermercado cerca de mi casa y, como nunca hago una lista certera, siempre termino divagando en los pasillos como alma en pena. Y es que es quizá por esa maña de no querer planear nada (que ha resultado arma de doble filo) me gusta siempre bailar entre los pasillos cargados de mercadería e ir decidiendo en el momento que necesito. Claro que esta es también una de las mejores prácticas que llevan al consumismo sin sentido. Cuando uno se da cuenta termina con el carrito hasta las orejas de cosas que uno en realidad no ocupaba pero por los "precios de oferta" no se pueden desaprovechar.

En fin, el punto es que en parte de mi recorrido por aquel laberinto capitalista, aterricé en la sección de los huevos. Decidí que necesitaba un cartón por lo que me dispuse a tomar uno. A mi lado se encontraba una señora de unos 40 años quizá y miraba aquel estante de huevos con una desesperación incomparable. Aquella frustración incentivó mi curiosidad y, como buen metiche, le pregunté que si le pasaba algo. Ella sonrió y me volvió a ver y simplemente me dijo: "¿qué pasó con los tiempos aquellos en que simplemente existían huevos y punto?".

Analizando un poco la frase, asentí como para no demostrar mi ignorancia temporal y luego volví mi cara hacia el estante y ahí encontré al respuesta. Aquel anaquel no solo tenía una cantidad innumerable de huevos sino que los habían de todos los tipos. Que con Omega 3, que bajos en esto, en lo otro, que saludables, que regulares, etc. Hasta parecía que habían unos cuyas gallinas habían sido sacadas solamente al sol de medio día durante el equinoccio.

Y bien, mirando aquel estate y analizando la frase de la señora, me di cuenta que ella estaba totalmente en lo correcto. ¿Qué pasó con los huevos que solían salir del trasero de una gallina y uno mandaba directo al sartén? Y creo que en realidad la analogía aplica pues para toda la vida en general. ¿Qué ha psado con esas cosas simples de la vida que hemos hecho tan complejas? ¿Es acaso que la vida no tiene suficiente reto por si solo como para tener nosotros que complicarnos un poco más la existencia?

Claro que comprendo que todo es en aras de esa ciencia incierta y absurda que se llama "nutrición". Todo es pro una mejor vida, pero, ¿que hay de esos placeres que nos hacen disfrutar de la vida un poco más?

Lo que más me llamó la atención es que algunos huevos están tan alterados que no me extrañaría que cumpliesen la función de una viagra o una aspirina, sin embargo, en todos reza la misma etiqueta: "100% naturales". ¿Se referirán al hecho de que los huevos son naturales pero las gallinas no?

Y bien, con todo esto en mente, me vine a dar de cuenta que el ser humano es ahora una eterna preocupación. Las mismas corporaciones nos han metido tanto en la cabeza que ocupamos cuidar nuestra salud que hemos olvidado el placer de vivir. Con esto no quiero decir que comerse un kilo de tocino para el desayuno esté bien o que almorzar mondongo todos los días es una práctica saludable. Todo lo contrario, hay que cuidar lo que comemos pero no por cuidarnos hay que dejar de comer lo que queremos.

Yo recuerdo en mi infancia el ir corriendo a comprar las tortillas hechas a mano. Recuerdo el olor de la casa por ahí de las 11 a.m. Recuerdo el buen bisteak con full arroz, frijoles y cuanta otra harina se le pudiese ocurrir a mi abuela y uno seguía exactamente igual. La única diferencia era que al terminar la comida, uno salía corriendo a andar en bicicleta, a jugar bola o simplemente a jugar como niño que era uno.

Ahora ya no hay tiempo para correr, para jugar, para ejercitarse porque la sociedad no te deja. Para sobrevivir en este mundo ocupamos dinero y eso solo se obtiene trabajando entonces, como consecuencia, el tiempo que gastamos trabajando en estos días es mucho mayor y el trabajo mucho más demandante. Todo el mundo correo buscando dinero para un futuro mejor o para un retiro digno. Para compensar, ya no tenemos tiempo para los almuerzos en familia, para los gustos de antes de los desbalances alimenticios que tanto nos satisfacían. Ahora todo es rápido, todo es en el ya e inclusive el ahora parece un poco lento.

Y, para compensar estas cosas, pues han salido las comidas rápidas y preparadas y pues para balancear tal desequilibrio pues tenemos compañías que nos meten cosas tan absurdas como tocieta light (asumo que ponían al chancho a correr por el corral para que mentuviese la forma), aderezos sin calorías, azucar artificial, sal que no es sal, etc. Vivimos en un mundo falso en donde ya se pierden las costubres de antes, las que nos hicieron como somos. Cambiamos el plato y el tenedor por una laptop y un escritorio.

Y bien, para ir cerrando, la vida es para vivirla y solo tenemos una. Hay quienes dicen que reencarnamos pero el principio es que no nos acordamos de quien fuimos, entonces, por pura lógica, solo tenemos una. Si no recuerdo algo, es como si nunca hubiese existido. Hay que darnos gustos, hay que portarnos mal de vez en cuando. He visto gente comiendo ensalada en el almuerzo con una cara de tristeza que me pregunto si de verdad les caerá bien el zacatal que intentan digerir.

No caigamos en la manía gringa de buscar siempre comida rápida y luego tratar de compensar comprando una carne que promete saber a res pero que es mejor no determinar de donde viene.

A este punto podemos terminar comiendo cartón con sabor a maíz o plástico que sepa a pescado. El cuerpo necesita darse sus gustos pero, sobre todo, nosotros necesitamos disfrutar de la vida. El conocer lo bueno y lo malo es la esencia de vivir. Además, hay que recordar el principio básico y elemental de la vida: "morimos desde el momento en que nacimos". Entonces, usando la mera lógica de la razón, cada día que pasa es un día menos que tenemos.

No dejemos que el tiempo nos engulla con su progreso que parece avanzar sin freno alguno. Que no lleguemos a ser nosotros los que nos paremos frente a ese anaquel y preguntemos con incredulidad: "¿qué pasó con los tiempos aquellos en que simplemente existían huevos y punto?".

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