21 mayo 2011

En El Terror De Una Noche...

Hace unos días estábamos mi primo y yo conversando en la sala de mi casa. De manera muy tranquila veíamos unos videos en "YouTube" en compañía de unas cervezas.

Primero que nada y, para darle sentido a la historia, es necesario mencionar el hecho de que la casa en la que yo resido ha demostrado ya varias actividades de índole paranormal. Hemos escuchado pasos en el piso de abajo. Almohadas y cobijas que se mueven en una cama si se duerme del lado derecho y si el closet de tal cuarto se deja abierto en la noche.

Yo en una ocasión también vi una figura vestida con una larga bata blanca que subía las escaleras al segundo piso sabiendo que no había nadie más que yo en casa.

Cabe también mencionar que mi primo tiene una muy extraña habilidad para la percepción de sensaciones y cosas de esa índole. O, como yo le digo, no es más que un magneto para lo paranormal. Como si él fuera un faro y lo paranormal el barco que en medio de la tormenta no puede dar con la orilla. Y esto lo digo pues, por lo general, ese tipo de manifestaciones no son muy comunes en esta casa o por lo menos no lo eran antes de que mi primo estuviese de visita por estos lados.

De cualquier forma, las pocas manifestaciones que han habido aquí siempre han sido de índole pasiva y no invasiva. De igual manera, casi siempre suceden cosas cuando solo hay una persona en la casa lo que puede llevar a la conclusión de que dichos "fenómenos" no son más que invenciones de la mente de cada quien pues nunca había pasado nada que involucrase a dos o más personas...hasta ahora.

Si no me equivoco, el reloj daba la media noche. En la casa no estábamos más que mi primo y yo sentado en la mesa de la cocina, pasando el rato cos dos cervezas cada uno. No era como que estábamos ebrios ni nada por el estilo. De repente algo muy leve se escuchó justo detrás de donde estaba sentado mi primo, en la puerta de cristal que da al patio. Pero fue algo tan leve que no le dimos importancia alguna pues pudo haber sido cualquier cosa.

Unos minutos después y de manera totalmente inesperada se escuchó una voz fuerte, casi gritando. Que dijo algo ininteligible para mí en su totalidad. Mi primo dice que la primera parte sonaba algo como "No way..." y algo más que no pudo entender. Pero lo que me interesa es transmitir la sensación de la voz, algo que es casi imposible con palabras pero haré lo mejor que pueda.

Cuando uno escucha una voz humana, entiénda o no lo que dice, el cerebro inmediatamente reconoce el patrón de habla o comunicación identificando aquella voz con algo conocido ya sea humano, animal, etc. Lo mismo sucede con un sonido. El cerebro inmediatamente intenta buscar sentido y categoriza las percepciones de acuerdo a la librería que todos guardamos en la cabeza. Por ejemplo, si uno escucha una utencilio de metal caerse, aunque no veamos la acción , el cerebro inmediatamente relaciona el sonido con metal. Sabemos entonces que algo de metal se ha caído. Quizá inmediatamente no podemos saber que fue lo que se cayó pero sabemos que es algo de metal. Es simplemente la manera asociativa en que funciona el cerebro.

Lo mismo sucede con una voz huamana. Cuando la escuchamos, aunque no sepamos quien habla o lo que dice, asociamos el sonido a una figura humana. Pero este caso fue diferente. La voz era fuerte, y me atrevería a decir que demoniaca. Lo que a mí se me vino a la mente fue la voz de Linda Blair en el exorcista. En especial en las escenas donde la poseída niña gritaba amarrada a su cama.

No la puedo describir de ninguna otra manera y ambos llegamos a la conclusión de que aquel sonido no podía ser jamás humano.

Mi piel se enfrió (inclusive aun al pensarlo se me eriza la piel), mis ojos tácitos miraban a mi primo sin pronunciar palabra alguna. Mi primo estaba estático, sin producir ruido o movimiento alguno. En su rostro se dibujaba el mismo terror que probablemente él veía en mi cara. Sus ojos brillantes como quien quiere llorar pero teme que las lágrimas hagan ruido al caer y llamen la atención de aquello que parecía estaba decidido a asustarnos o a llamar nuestra atención.

Cuando ya recuperé el movimiento, decidí salir al patio que fue, a mí parecer, el lugar de donde provino aquel infernal lamento que espero nunca volver a escuchar.

Y salí y busqué y di vueltas y miré sin poder encontrar nada fuera de lo normal. En las escaleras de la casa contigua vi bajar a mi vecino, ebrio como es costumbre. Y se sentó en las escaleras de su apartamento y me miraba fijamente. En eso, mi primo que se había quedado sentado en la silla sin moverse, se atrevió a asomarse por la puerta del patio sin atreverse a salir al patio. Él también vio al vecino ebrio sentado en las gradas que ahora nos miraba fijamente a los dos.

Por un momento pensamos que la voz podía provenir de él pero yo lo he escuchado hablar infinidad de veces y sé que él no habla de manera anormal ni con aquel tono de chillido espelusnante que acabábamos de escuchar. Luego el vecino dijo unas frases entrecortadas y mi primo pudo escuchar que aun ebrio su vos era perfectamente entendible sin nada fuera de lo normal. Ambos sabíamos que esa voz no podía ser humana.

Quizá no logre jamás transmitir el miedo, el terror que ambos sentimos. Como si se pasase electricidad por cada terminal nerviosa del cerebro y esta se expandiera a cada espacio del cuerpo. Como si el corazón se detuviese por unos segundos y el aliento se escapase sin tener la intención de regresar.

En lo personal, yo nunca había sido asustado de esa manera o, por lo menos, nunca había enfrentado una sensación tan agobiante, de miedo en su más básica esencia. Mi primo dice exactamente lo mismo.

Y las otras noches fueron totalemente normales, sin mayor acontecimiento. Y nunca vamos a poder explicar que fue aquello que esa noche hizo que dejáramos de vivir por un segundo. Pero ambos escuchamos exactamente lo mismo lo cual lo hace mucho más convincente. Y lo recordaremos por el resto de la vida, de eso estoy completamente seguro pues nunca había experimentado yo el terror en su más básica forma. Y la cara de mi primo me aseguró que él tampoco.

No hay comentarios: